¿Sabías que hasta un 30% de la población posee dificultades de lectura o de comprensión lectora? En el año 1997 la International Federation of Library Associations and Institutions (IFLA) puso una solución y definió las pautas básicas para la elaboración de textos de lectura fácil (FL). Las personas que nos dedicamos a la escritura a menudo no estamos sensibilizadas con este gran público que se encuentra desatendido y deberíamos actualizarnos, por eso te damos cinco criterios de lectura fácil. Veamos cuáles son algunas de estas orientaciones:

En primer lugar, ten empatía. Piensa en todas las personas que nos rodean y que poseen dificultades lingüísticas transitorias o permanentes. Por ejemplo, aquellas que están en proceso de alfabetización, tienen dificultades escolares o padecen enfermedades seniles. Toma conciencia de tu responsabilidad como profesional de la redacción y entiende que puedes mejorar la calidad de vida de muchos ciudadanos.

En segundo lugar, cuida la forma y el contenido de tu discurso. Se trata de hacer accesible la información adaptando a un lenguaje llano tus textos. Evita las palabras y las sintaxis complejas, utiliza el lenguaje abstracto sólo cuando sea estrictamente necesario y aplica la lógica con orden, coherencia y continuidad argumental. Se trata de poner especial cuidado en escribir de una manera sencilla para que cualquier lector pueda leer y comprender fácilmente la información.

En tercer lugar, añade materiales audiovisuales que apoyen tu contenido escrito. Vivimos en una sociedad que demanda cada día más estímulos sonoros y ópticos así que adaptarlos a todos los públicos es una necesidad social. Haz que tengan una conexión directa con el texto y que su contenido también se adapte a los criterios anteriormente descritos. Piensa en cómo una imagen descriptiva que concuerde con el hilo argumental puede ayudar al lector y cómo una imagen abstracta puede desorientarlo.

En cuarto lugar, realiza una maquetación e impresión limpias y divertidas. Se agradecen los márgenes amplios, los interlineados generosos, las líneas que respetan las unidades sintácticas de los textos y las tipografías grandes y claras. Se recomienda un cuerpo de al menos 11 puntos de las fuentes Times New Roman o Garamond. El contraste entre el fondo y las ilustraciones también ayudará a poder diferenciarlos. De esta manera, los contenidos serán más comprensibles, entretenidos y atractivos.

En quinto lugar, evalúa el material con el público real destinatario. Seguro que tienes algún amigo, conocido o familiar que tiene dificultades lectoras. Con su opinión comprobarás que muchos textos se exceden en tecnicismos, poseen sintaxis difíciles y se presentan de forma confusa. También entenderás que el beneficio es mutuo cuando todas las personas podemos acceder al placer de la lectura y compartir las ideas, los pensamientos y las experiencias que nos unen.

En definitiva, la manera en que presentamos la información puede excluir a personas que tienen problemas para leer, escribir o atender. Se hace necesario incluir a toda la población en una sociedad donde la información y el conocimiento son tan importantes. ¡No dudes en implementar estos criterios para todas podamos acceder y disfrutar de la cultura! Desde el Centro Universitario CIESE-Fundación Comillas te damos nuestro ánimo.